Atado en corto: ‘Pelucas’, de José Manuel Serrano Cueto. ‘Para seguir en la lucha’

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De la experiencia personal nacen las mejores historias de ficción. Una ficción solamente denominada así porque está representada por actores, y no porque esté alejada de la realidad. Es el caso de Pelucas, cortometraje del escritor, guionista y cineasta José Manuel Serrano Cueto, que narra la experiencia de una actriz de teatro (interpretada por Lola Marceli), enferma de cáncer, que se niega recoger un premio tras su última representación de Lisístrata, y a la que intenta convencer su novia y maquilladora (Cuca Escribano).

Se trata de un relato sobre esta enfermedad, pero con un mensaje positivo, y cuyos beneficios irán destinados a la Fundación Juegaterapia. La historia surge de la experiencia personal del cineasta, cuya esposa, Montse Gómez (a quien está dedicado el corto) falleció de cáncer el pasado mes de noviembre. Es fruto del apoyo de numerosas personas y entidades: además de las dos actrices protagonistas, han prestado su colaboración la maquilladora Silvie Imbert, la figurinista Ivonne Blake, el montador Jesús Ramé, o la compositora Dolores Serrano Cueto, entre otros.

La asimilación de la enfermedad, el apoyo emocional, el enfrentamiento al dolor, las dudas, las recaídas y sobre todo, el amor incondicional, son algunos de los elementos que el director conjuga con gran derroche de sencillez y detallismo en este film. Es marca del estilo personal y humilde de José Manuel Serrano, que lleva más de dos décadas consagrado a la literatura, la crítica y el cine. Una de sus mejores creaciones, el documental Contra el tiempo estuvo nominado a los Premios Goya de 2012.

El cortometraje, que ya ha sido proyectado en certámenes como la Semana del Cortometraje de la Comunidad de Madrid, puede visionarse y votarse en este enlace del Festival Internacional de Cine Independiente de Elche, para el que se ha presentado a concurso. Como sus protagonistas, Pelucas sigue en la lucha de transmitir su vitalidad a todo aquel que lo necesite.

Visionado: ‘Alabama Monroe’, de Felix Van Groeningen. ‘Cuando el círculo se rompe’

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cinco estrellas

No resulta fácil aterrizar en Alabama Monroe si acudimos con algo de compostura sentimental. Es una película diseñada para destripar al espectador más escéptico, para traspasar cualquier muro de hielo donde sea que quiera colocarlo. Concebida como un drama en toda regla, se deja conquistar por la alegoría de algo más profundo, más íntimo, delicado y musical, que no se regodea sin embargo en elementos trágicos identificables, sino que conforma un tótem emocional donde ninguna escena significa nada sin la inmediatamente posterior. Ahí reside la magia de su poso mental y el hecho de haberse convertido en uno de los mejores filmes del año.

Nominada como Mejor Película de Habla No Inglesa en la pasada edición de los Oscar, esta producción belga de Felix Van Groeningen cuenta la historia de una atractiva tatuadora, creyente y resolutiva (Elise), y de un tocador de banjo escéptico y bohemio (Didier), quienes se enamoran, forman un grupo musical de bluegrass y tienen una hija que enferma gravemente a los seis años. No parece gran cosa contado así, con tan simples palabras, si no fuera porque nada más empezar nos embarcamos en un carrusel de saltos en el tiempo, desde que se conocen hasta que afrontan la enfermedad de la niña, que provoca que nosotros también nos enamoremos de los tres y junto con ellos nos turnemos entre la risa y el llanto, expulsados de nuestras propias vidas.

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‘Gattaca’, de Andrew Niccol. ‘Tiranía de la genética’ vs ‘La perfección es la carga’

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LA TIRANÍA DE LA GENÉTICA

“Nada está escrito”, ni siquiera aquello que dictan nuestros genes. Esa es al menos la certeza que deja tras de sí esta elegante y triste película concebida y dirigida por Andrew Niccol en los años 90. Un film que imagina un futuro donde la mayor parte de los seres humanos son seleccionados cuando son embriones con el fin de crear hombres y mujeres sobradamente dotados para vivir sin la amenaza de las enfermedades y con todos los ases en la manga para lograr el éxito. Es precisamente en este mundo sin sorpresas, habitado por “machos y hembras alfa”, donde existen unos pocos seres humanos concebidos de forma natural. Entre ellos, el protagonista de la película, Vincent, un joven miope, con el corazón enfermo, que sueña con formar parte de una misión espacial rumbo a Titán a la que sólo pueden acceder los especímenes físicamente mejor dotados. Intentará lograr su objetivo de la mano de Jerome Morrow, uno de estos seres privilegiados para quien, sin embargo, su destino pasó de largo por su existencia.

Esta película es un hermoso canto a la vida con sus luces y sus sombras que huye del determinismo genético para dejarnos su moraleja: todo es posible si se sueña muy fuerte. La voluntad sin distracciones del hombre, su capacidad para elegir y responsabilizarse de sus decisiones son el motor que le permite alcanzar cualquier meta que se proponga. Pero Gattaca no es una de esas simples historias de superación tan gastadas en el imaginario de Hollywood, tampoco es una simple heredera de magistrales referentes literarios como Un mundo feliz (Aldous Huxley) porque su argumento conmueve de una manera menos ambiciosa, más esquemática, si se quiere.

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Es una cinta de culto por múltiples razones. Ahí están las formidables interpretaciones de Ethan Hawke (esa mirada firme y derrotada; esa desesperación a la hora de negarse, de raspar hasta la última célula que le menciona) y de Jude Law (qué bien se mete el británico en la piel de personajes cínicos y amargados). También su puesta en escena sin grandes despliegues tecnológicos, apoyándose más bien en el escenario clásico de la dramaturgia y, en especial, en una banda sonora melancólica, de las que se quedan en la memoria del cinéfilo, compuesta por el siempre interesante Michael Nyman.

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Visionado: ‘X-Men: Días del futuro pasado’, de Bryan Singer. ‘Un destino inédito’

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tres estrellas

Bryan Singer es un realizador astuto que se las sabe todas. En más de una ocasión, el cineasta ha demostrado tener la pericia de poner en órbita, de manera sencilla, las tramas más complejas. Como cineasta es una especie de maestro relojero con la capacidad de insertar en nuestra imaginación argumentos enmarañados para, secuencia tras secuencia, desenvolver el mecanismo de sus historias con el impulso de una lógica aplastante. Como si no hubiera podido imaginarse de otra forma.

En X-Men: Días del futuro pasado lo consigue de nuevo de forma brillante y a bordo de una espectacular producción que hace, sin ningún tipo de complejo, auténticas piruetas entre las paradojas que conllevan los viajes en el tiempo. Y es que, en esta ocasión, Lobezno ha de volver al pasado para intentar corregir un futuro apocalíptico donde los hombres y los mutantes se ven amenazados por unos monstruosos robots creados por un científico visionario, Bolivar Trask (Peter Dinklage). Incluso el Profesor X (Patrick Stewart) y Magneto (Ian McKellen) han dejado de lado sus diferencias y unido sus fuerzas para enviar al superhéroe a los años 70 con el fin de que les busque a ellos mismos, a sus álter ego jóvenes, y les pida ayuda.

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Píldoras cinetarias: el cine de Alfred Hitchcock, resumido y animado

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Nació entre dibujos animados, creció y vivió por ellos, y en todas las entrevistas afirma que ahora trabaja cada día para “devolverles el favor”. Es el lema bajo el que realiza su obra el ilustrador y animador Tim Luecke desde Nueva York, y con el que ha conquistado a miles de fans a base de apasionados y dinámicos cortometrajes basados en películas y grandes personajes del séptimo arte, o con historias propias de ficción.

Hoy hacemos una visita a su obra con motivo de una de sus producciones más destacadas: su particular declaración de amor al gran Alfred Hitchcock bajo el título Hitchcock Animated Medley. Se trata de una historia de animación donde lleva la batuta argumental el gran maestro del suspense y donde pueden reconocerse escenas emblemáticas de El hombre que sabía demasiado, 39 escalones, Los pájaros, Vértigo, Con la muerte en los talones, Psicosis, La ventana indiscreta y Extraños en un tren.

Las banda sonora original de Bernard Herman para Vértigo y el tema Funeral March of a Marionette de Charles Gounod, utilizado para la magnífica serie de televisión Alfred Hitchcock presenta, suenan durante la historia y en los créditos finales. Un pequeño tesoro para todos aquellos que hemos decidido que el irrepetible cineasta británico viva para siempre en la memoria de sus incondicionales.

‘El crimen de Cuenca’, de Pilar Miró. ‘La justicia bajo tortura’ vs ‘Crónica indolora y seca’

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LA JUSTICIA BAJO TORTURA

“Hay fundamentos suficientes para estimar que la confesión de los reos Gregorio Valero y León Sánchez, base esencial de sus condenas, fue arrancada mediante violencia continua inusitada (…) En vista del error de hecho que motivó la sentencia, se declara la nulidad de la misma, por haberse castigado en ella delito que no se ha cometido”. Tribunal Supremo, sentencia de juicio de revisión de 10 de julio de 1926 sobre el denominado Crimen de Osa de la Vega.

Unas coplas de ciego arrancan esta obra maestra de Pilar Miró, quien en 1979 llevó a la gran pantalla los hechos acaecidos entre los pueblos conquenses de Tresjuncos y Osa de la Vega, cuando en 1910 dos hombres inocentes fueron injustamente acusados del robo y asesinato de un tercero, que había desaparecido ocho años antes sin dejar rastro. La cineasta madrileña compuso un desgarrador guion junto a Salvador Maldonado que rompería los moldes de la supuesta libertad democrática en España y con la que se rindió a ese cine crudo y rural que ya Carlos Saura, Mario Camus o Luis Buñuel habían convertido en reflejo de la leyenda negra de España.

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Con un ritmo vertiginoso, absolutamente innovador para la época, y un reparto hoy envidiable, El crimen de Cuenca no es solamente el retrato de un suceso ocurrido hace casi un siglo, sino la fotografía áspera y rugosa de un trozo de nuestro país sumido en la miseria, en cortijos, caciques, mujeres de negro y sirvientes, donde las rencillas entre pueblos, los resultados electorales y la política hicieron de estos hechos algo más que un titular.

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