NO ME ACUERDO DE OLVIDARTE
PANORÁMICA: El planeta se levantó con la resaca del ‘efecto 2000’ sin que ninguna catástrofe apocalíptica se llevara por delante los sistemas informáticos. Es más, en ese contexto la empresa Microsoft se atrevió a lanzar su sistema operativo Windows 2000. Más allá de la esfera virtual, nada nuevo bajo el sol. Muchas cosas fueron un reflejo similar de ciertos acontecimientos de nuestros días. Así, mientras el ejército ruso invadía Grozni, la capital chechena, el partido de Helmut Kohl, la Unión Cristiana Democrática, tuvo que pagar 18 millones de marcos (3500 millones de pesetas) por haber cometido irregularidades contables. Este fue también el año en el que se perfilaron los futuros acontecimientos que sacudirían, tiempo después, el mundo. Por un lado, Saddam Husein impidió que el Consejo de Seguridad de la ONU enviara aquellos inspectores que debían buscar las ‘presuntas’ armas de destrucción masiva. Por el otro, George W. Bush ganó las elecciones en Estados Unidos tras un polémico recuento de votos en el estado de Florida. En nuestro país, sin embargo, el panorama era diferente, aunque también se vivían tiempos agridulces: y es que España fue la nación que más empleo y riqueza creó en la Unión Europea, pero también fue un año en el que no dejaron de sucederse atentados de la banda terrorista ETA que sumaron 24 nuevas muertes.
EL MEOLLO: Leonard (Guy Pearce), antiguo agente de seguros, no puede guardar nuevos recuerdos a causa de un brutal golpe recibido en la cabeza. A modo de epitafio, su memoria se ha detenido en un hecho trágico: la violación y muerte de su esposa. El suceso le dejó atrapado para siempre en el dolor y en el odio. Por eso, aunque corra el riesgo de no poder acordarse de ello, Leonard sabe que tiene que vengar el crimen. Para ello crea un complejo sistema de pistas, que se va dejando a sí mismo, y que le permitirá recordar los avances de su investigación. Anotaciones, Polaroids, tatuajes en la piel y los automáticos ‘condicionantes’ son los únicos apoyos que tiene para lograr su objetivo sin que las mentiras de la gente que le rodea, ni siquiera las suyas propias, reescriban sin piedad su patética historia, una y otra vez.
DETRÁS DE LAS CÁMARAS
CHRISTOPHER NOLAN: La memoria inventada, los sueños escarbados dentro de otros sueños, las conciencias angustiadas, la realidad desenfocada, la culpa como único respiradero o el amor perdido. Estos y muchos otros temas son los habitantes de la imaginación oscura, lírica y febril del director británico Christopher Nolan. Las constantes artísticas de un director joven que cuenta con 10 películas en su haber (11, si contamos la que está realizando en estos momentos, Interstellar) y que, sin embargo, se ha convertido en uno de los creadores más apasionantes de la industria del cine de todos los tiempos. Dicen que la necesidad de contar historias le viene de niño, de aquellos momentos en los que realizaba películas caseras utilizando juguetes y una cámara Súper 8 de sus padres. Más tarde, mientras estudiaba literatura inglesa, se aventuró a realizar sus primeros cortos hasta que en 1998 emprendió su primer largometraje, Following. Se trataba de una película corta de suspense sobre un escritor sin ideas que intenta encontrar a su “musa” en la calle persiguiendo a la gente que encuentra en ella. Después vendría Memento (2000), su debut en los circuitos comerciales más amplios y un rotundo éxito de crítica que le permitió acceder a grandes estrellas (Al Pacino, Robin Williams) y producciones de mayor fuste. Así, pudo rodar la alucinada y deslumbrante Insomnio (2002).
Fue la antesala para que la Warner le confiara a una de sus más preciadas criaturas: la adaptación, una vez más, de las aventuras de Batman. Nolan, al fin, hizo justicia con el personaje de DC Cómics al presentarlo al gran público oscuro y atormentado, un traje que siempre debería haber llevado. Con Christian Bale como artífice de esta afortunada puesta en escena, el director realizó tres catedrales fílmicas sobre el superhéroe: Batman Begins, El Caballero Oscuro y El Caballero Oscuro: La leyenda renace. Entre medias, Nolan volvió a colaborar con su hermano Jonathan como guionista, para realizar El truco final (El Prestigio, 2007) la emocionante y original historia de una letal rivalidad entre ilusionistas a comienzos del siglo XX. En 2010, el realizador se colaría para siempre en nuestro subconsciente dejándonos la semilla de una fascinación, la película de culto Origen, su obra maestra. Escrita, producida y dirigida por el realizador británico, nos llevó por los caminos tortuosos de los recuerdos que se confunden con los sueños y nos presentó a un ladrón de secretos empresariales que se ocultan en lo más remoto de la mente. En noviembre de este año, el director regresará a los cines con Interstellar, con guión firmado por él mismo y su hermano Jonathan y con la que viajaremos a otra dimensión, ahora sí, más allá de nuestra mente. Al otro lado de un agujero de gusano junto a un reparto de lujo encabezado por Matthew McConaughey, Anne Hathaway y Jessica Chastain.