Siempre aprovechamos el tirón que supone la semana posterior a los Premios Oscars para dedicar un pequeño espacio a esas pequeñas historias que hace ya muchos nos conmovieron en forma de cortometraje. En el año 2000, el galardón a Mejor Cortometraje de Animación fue para Padre e hija, del cineasta holandés Michael Dudok de Wit, un conmovedor cuento sobre la pérdida, el tesón y la nostalgia que hizo las delicias de los académicos.
En la línea de muchos de los cortos premiados a nivel internacional, esta historia de animación no tiene diálogos. Solamente la música de los compositores Normand Roger y Denis L. Chartrand acompañan al viaje en bicicleta de una niña y su padre que se despiden para siempre. O quizás no para siempre. El transcurrir de los años, de la rutina, del mismo paisaje, de una joven que se hace mujer y luego anciana, se resumen en sus diez minutos de duración para ponernos la piel de gallina y pensar que hay un sitio al final del camino, así que pasen los años, para el reencuentro con aquellos que perdimos.
Aquí lo tenéis. Recomendación: no contener cualquiera que sea el sentimiento que provoque.
Uno de los mejores animadores europeos
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Así es, Andrés. Gran trabajo el suyo. Esperamos tener la oportunidad de seguir publicando más posts sobre su cinematografía.
Un saludo.
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