Roger Brown (Aksel Henni) es un cazatalentos de mucho éxito especializado en buscar directivos para grandes empresas. Conduce un coche de alto standing, vive en una casa de diseño y, todas las noches, una ‘diosa nórdica’ le recibe en su hogar. Está casado con Diana (Synnove Macody Lund), una alta y bella galerista que expone su primera colección de pintura con la ayuda incondicional y financiera de Roger. En fin… la vida le sonríe, pero según Roger, torciendo el gesto, porque es demasiado consciente de que tiene un pequeño problema. Mide tan solo 1,68 m, lo que le da cierta perspectiva cínica de la vida. De ahí que Roger Brown, alto ejecutivo con posibles, necesite mucho más dinero para continuar con su fabuloso tren de vida. Más allá de su horario laboral, se dedica a robar las obras de arte de los yuppies a los que entrevista.
Roger encontrará la horma de su zapato cuando Clas Greeve, un adonis de más de metro noventa, con los arrestos de un marine (Nikolaj Coster Waldau, el popular Jaime Lannister de la serie televisiva Juego de Tronos), se convierta en la víctima propicia para su próximo golpe, en el amante de su mujer y en la peor de sus pesadillas.
Headhunters es un sofisticado y entretenido thriller que lanza un órdago a los espectadores más escépticos dejando al descubierto, en todo momento, su principal as en la manga: un antihéroe, en la mejor tradición de los cínicos memorables. Pero con un añadido, cuenta con un toque de originalidad muy humano porque nuestro amigo Roger también es un tipo abiertamente inseguro. El arranque de la película donde se nos perfila es soberbio.
La película cuenta con unas reglas de juego muy definidas que o las aceptas o las rechazas de plano, pero sin levantarte de la butaca porque, en el peor de los casos, decides seguir disfrutando de su metraje como si fuera una gran fanfarronada. En ese aspecto nos recuerda, aunque remotamente, a los filmes de la factoría Tarantino o de Guy Ritchie. Tienen su liturgia… nos pueden servir lo que quieran porque con buenas dosis de imaginación y de descaro, lo compramos. En esta película noruega, por ejemplo, existen muchas casualidades que resuelven parte de la trama, quizás demasiadas, pero funcionan y, mejor aún, entretienen.
También tenemos que hacernos los suecos ante un par de lagunas de información, notables, y sobre las que el argumento pasa como de puntillas, pero sin hacer mella en el conjunto de la narración. No la entorpece, quizás porque Headhunters es un largometraje muy inteligente que se apoya en un ritmo bien llevado, en un humor muy negro y en buenas dosis de adrenalina, pero sin efectos especiales, de andar por casa.
El director del filme, Morten Tyldum, es un realizador que sabe jugar con algunos de los resortes clásicos que han hecho funcionar a los mejores thriller a lo largo de la Historia. Entre sus atractivos, ofrece una trama que despierta el interés, un juego de espejismos, donde los personajes no son lo que parecen ser, y la amenaza de la traición pesando sobre el ánimo del protagonista. Un personaje angustiado por lograr su supervivencia, pero que solo al límite llega a comprender lo extraordinario que siempre ha sido.
Es una gran película, de lo poco rescatable de este verano. Estupenda critica, se agradece. saludos
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Muchas gracias. Ya sabemos cómo son los veranos. Afortunadamente, siempre existen sorpresas agradables en la cartelera. Un saludo
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